sábado, 30 de enero de 2016

Es simple

Tenemos que hablar: ya no puedo seguir haciéndolo.

Tengo el pecho hecho jirones y el tabaco solo me sabe a todos los labios que he besado pensando en que al fin ya no eran los tuyos.

No voy a echarte nada en cara porque de lo que menos ganas tengo ahora mismo es de volver a vertela.

Es complejo: es muy simple. Me quiero lo suficiente como para no volver a arrastrarme a la toxicidad de hacer lo mismo contigo.

Tengo el alma hecha jirones y una voz que grita que se acabaron los susurros que hablaban de alzar la voz de una vez.

Paso de los ciento volando porque tengo la cabeza llena de ellos y así tampoco se vive tan mal.

Es simple: es muy complejo. He aprendido a jugar con las palabras para rellenar el espacio que dejaron tus pezones.

Lo único que me duele ahora es el hecho de no haber notado la sangre que me salía del costado un poco antes.

Te escribo con la que lloré hace meses. Se me está vaciando el tintero y esto va a ser lo último que leas de ti.
Te quise.

miércoles, 20 de enero de 2016

Por todas mis compañeras.


Por mí
y por todas mis compañeras.
Pero por ellas primero.

Por todas las que murieron quemadas
por el fuego del odio
y la ignorancia.
Por todas las que se dejaron la piel
al intentar liberarse
de unas cadenas
que maquillaban sus alas.

Por las putas,
por las zorras,
por las fáciles.
Por las vírgenes,
por las puras,
por las recatadas.

Por las que dejaron
que pisoteasen su cuerpo
a cambio de que sus almas de colores
inundaran hoy de luz
las calles monocromáticas
repletas de personas
en blanco y negro.

Por las brujas,
por las herejes.
Por las faldas demasiado cortas,
por las lenguas
lo suficientemente largas.
Por las amas de casa
y por las científicas.

Por las limpiadoras de letrinas
y por las que vomitan poesía en ellas.
Por mi madre,
y sobre todo por mi abuela.
Por Alejandra,
por Irene,
por Lara.

Por las que gritan "revolución"
por encima
de todas las voces de necios
que intentan callarlas a golpes.
Por las que tienen tatuada la tricolor
en el lateral izquierdo del pecho,
y por las que,
a falta de este,
ondean banderas de libertad.

Por las que hacen mamadas,
por las que se masturban.
Por las mujeres que no siempre lo han sido,
por los pezones grandes
y por los pequeños,
por las piernas con pelo
y por las que no,
pero siempre
por las que no tienen
ni uno solo en la lengua.

Por ellas.
Por todas mis compañeras.
No estamos solas en esto.